lunes, 14 de abril de 2014

Dharma

Es universalmente cierto, para todas las épocas y en todo lugar, que dharma es la principal corriente de la vida humana. Es el ímpetu de los seres vivientes; es también su fuente de riqueza y la guía para su jornada a través de la vida. En el sentido penetrante de la palabra, todos los objetos animados o inanimados tiene su respectivo dharma; es decir que dharma denota la existencia misma de un objeto. En su sentido estrecho, dharma está menos manifestado en los inanimados. En las entidades animadas, la manifestación de dharma de las criaturas no humanas es instintiva e innata. Pero el dharma de los seres humanos es mucho más que esto; se infiltra y penetra en todas y cada una de las esferas de la vida.

Así pues, en el reino de dharma, la única fuerza motivadora, verdadera guía, controladora y protectora de la gente es una excelente y amplia ideología que aporte directrices audaces, definidas y claras para todos los aspectos de la vida humana, desde la rutina diaria personal de uno, las actividades sociales y la motivación colectiva, hasta la inspiración espiritual que lo lleva a uno más y más cerca de Dios. Una escritura que no llene estas condiciones no es de ninguna manera digna de ser llamada una escritura. También deberíamos recordar que en el reino de dharma deben existir normas claras en la forma de dharma sha'stra (tratados escriturales) y simultáneamente han de existir guardianes estrictos quienes durante su vida se guíen a sí mismos tanto como a otros de acuerdo a esas normas escriturales. Después de su deceso, vivirán para siempre en sus enseñanzas, las cuales, aunque dadas para una época particular, se convertirán en código de conducta para todo tiempo.

Srii Anandamurtii

(Namah Shiva'ya Sha'nta'ya, 167)

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