martes, 15 de abril de 2014

ESPERANZA (1er vórtice de Anahata cakra)

La función de la mente es servir de medio entre la identidad interna y su mundo exterior, ya sea físico, psíquico o espiritual. El Manipura, con su apego ciego y ambición, intenta que los objetos deseados se conviertan en realidad. Con las cualidades del Anahata, previamente descritas, uno espera encontrar un vrtti que ayude a convertir un deseo en realidad en una manera más discernida y menos impulsiva. La esperanza es la creencia interna de que aquello que uno verdadera y profundamente necesita, va a manifestarse en la realidad. A través de la esperanza más pura no se da la manipulación de la voluntad para hacer suceder algún acontecimiento; más bien el ser confía en el poder de la fe para materializar dicho anhelo. Por tanto, el medio de actividad de este vrtti (así como de otros en el Anahata) no son los órganos motores ni sensoriales, ni la imposición de la voluntad, sino la eminencia del pensamiento. 
Desde luego, los deseos de la gente frecuentemente son triviales y egoístas, debido a la reciente incorporación de los vrttis del Manipura al Anahata.
La propensión de la esperanza, potencialmente tiene la sublime función de dar al ser un sentimiento interior de “saber”, sin necesidad de ninguna evidencia empírica o sensorial. Cuando el Anahata es purificado tiene la capacidad de entender el significado e ideal de la forma en su sentido más profundo. Cuando existe un corazón puro, uno puede intuir el significado subyacente de una situación determinada. Aquí, el propio pensamiento elevado, puede apreciar las sutiles intenciones cósmicas de la Mente Suprema, sus pensamientos que constantemente se convierten en nuestra realidad. Un sentido interno de certidumbre se genera a partir de este conocimiento, junto con la creencia de que el bien prevalecerá de alguna manera, aún cuando existan limitaciones de la voluntad personal que traten de forzarlo.

El poder de la fe o esperanza es una de las capacidades más profundas de la mente humana. La razón por la cual la fe ha sido tan considerada como una gran virtud por todas las así llamadas “religiones principales”, es porque coloca al poder de la voluntad dentro de una fuerza más grande que el ego individual y su sensación de autoría de la acción. Con esto, ayuda a llegar a la comprensión de que la voluntad cósmica es suprema, e incrementa aún más la fe en la benevolencia del orden moral cósmico. Esta certidumbre intuitiva inspira al ser a trascender la confusión y la ansiedad incesante de una entidad separada de Brahman, el Ser Supremo.

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