martes, 8 de abril de 2014

ODIO (noveno vritti de Manipura cakra)

El odio se parece mucho a las propensiones de difamación y sadismo. La principal diferencia entre ellas radica en que la difamación y el sadismo son expresiones agresivas activas, mientras que el odio es más bien un sentimiento profundo de furia y hostilidad hacia otro, que no necesariamente tiene que expresarse en el comportamiento, aunque ciertamente puede estimular a estos otros vrttis. Es un estado constante de tensión agresiva entre el yo y el otro. El odio justifica todo tipo de expresiones negativas en la personalidad hacia otro ser que está constantemente en un juicio negativo de la persona que odia. Un poco de odio puede ser reprimido o ignorado o puede escapar a través de gestos o comentarios pasivo-agresivo. Odio intensa puede conducir a terribles altercados e incluso agresión. Muy frecuentemente puede ser un actitud general hacia un mundo considerado hostil o injusto. Todas las cosas y personas que amenazan el ego son odiadas. Odio es un asesino armado siempre listo para hacer el trabajo sucio.
En un poema Byron escribe “él no supo qué decir, entonces maldijo”. 

Cuando la mente no puede asimilar un choque para el ego, el efecto del estímulo permanece sin procesar y toda esta tensión mental, permanece dentro, royendo su camino hacia el exterior. Es interesante notar que el vórtice de odio se escapa desde el centro de la manipura chakra directamente hacia el hígado. Toda forma de odio necesita ser entendido y procesado creativamente. Muy pocas personas reciben un educación sobre las emociones. Normalmente uno aprende a manejar las emociones negativas después que se han vuelto problemáticas, como en la terapia psicológica.
El odio es una carencia de las habilidades creativas del Manipura. Si las partes superiores de la personalidad no se mantienen alerta, el odio y otras propensiones negativas pueden entrar en la mente como gusanos. El odio es tan a menudo uno de los principales culpables en la sombra de la personalidad. Permanece allí, porque uno no sabe dónde más ponerlo. Uno intenta esconder y reprimirlo pero siempre se escapa. Situaciones y personas que provocan negatividad siempre se encuentran. Uno solamente puede cambiar como evalúa y reacciona a estas situaciones. Uno necesita ver la secuencia de los hechos, externos e internos, que nos han llevado al sentimiento de ira y reinterpretar y canalizarlos en una forma diferente. Para empezar a superarlo, realmente se necesita una visión nueva del ser que no esta separado, frágil, desesperado y conflictivo. 

Cuando hay amor y entendimiento, hay menos odio. 
El odio es frecuentemente un apego a una interpretación previa e inconsciente de una situación dificultosa. Esta energía permanece incrustada en la mente a veces de por vida. Quizá alguien aún recuerda insultos de la escuela primaria y cuando los evoca, se le torna la cara roja de furia. O quizá uno está regularmente involucrado en peleas imaginarias con los padres. Imaginen solamente qué pasa si otra persona real, presente se mueve hacia este espacio imaginario de su proyección mental! Dicha persona estará recibiendo la descarga de odio de la historia pasada del otro. Las emociones enterradas que se han enconado dentro pueden ser vomitadas violentamente cuando el ego busca resolver sus asuntos culpando a otros de su descontento.


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